Llevo tiempo sin escribir. Sin hacer una de mis reflexiones.
Últimamente me hallo perdida, desubicada. No encuentro mi
norte, o mi sur.
Cada vez que intento escribir algo consistente, algo
sustancioso, me rindo porque algo me distrae, algún pensamiento me impide
seguir.
Mi padre ha dicho muchas veces que lo más parecido al estado
de enamoramiento es el estado de embriaguez, que estar enamorado y atontado son
cosas muy cercanas; y sinceramente creo que sería justo echarle la culpa al
amor, a los sentimientos que me gobiernan.
Hasta ahora, cuando creía amar, no paraba de escribir, no
paraba de necesitarlo…pero creo firmemente que los poetas, los grandes
escritores no han sido felices, no estaban satisfechos con el amor que recibían
ni con sus vidas…y creo que hasta ahora, por lo que tanto he escrito ha sido
por esa falta de plenitud. Ahora sin embargo, no es que no me apetezca
escribir, es que no tengo palabras ni sé qué decir. Quiero creer que es por esa
plenitud que me faltaba, quiero creer que ya no tengo nada que reclamar ni que
pedir a la vida porque me ha dado algo que jamás pensé tener de verdad: el
amor.
No obstante sigo teniendo carencias, cosas de las que no
puedo culpar a nadie ni cargar con ellas. Me he dado cuenta hace poco que en mi
caminar, una serie de problemas han ido surgiendo por un motivo que desconocía,
un motivo que hasta hace tan solo unos días no había querido reconocer, o
simplemente era consciente pero temía pronunciarlo por miedo a que creciera:
FALTA DE AUTOESTIMA.
Esta falta de autoestima no es otra cosa que el resultado de
no quererme a mí misma por motivos puramente superficiales, no aceptarme por mi
aspecto, por mi peso…Y lo gracioso o irónico es que debido a esa falta de
autoestima, en lugar de ponerle remedio, lo único que hacía era empeorar la
situación saltándome comidas o comiendo a deshoras…
Hasta este año 2013 no he aceptado de corazón quien soy, y
como soy. No he aceptado que hay cosas que no me puedo permitir, por mi
metabolismo, hasta ahora no me he dado cuenta de que está en mi mano mejorar…Y
ante todo, me acabo de dar cuenta de que por mucho que adelgace soy corpulenta,
mi espalda o mis caderas son más amplias que las de las demás mujeres y es algo
que sí que no tiene remedio.
Pues bien, me ha costado mucho tiempo aceptarme, y hasta que
no me he dado cuenta de que por ese motivo mi relación con algunas personas se
ha visto perjudicada, mi día a día ha sido monótono y escondido por la falta de
aceptación…hasta que no he visto eso no me he dispuesto a aceptarme. A veces tienes
que ver tu lado más oscuro, tu depresión más profunda, tu peor faceta…para dar
una patadita al fondo de ese pozo y resurgir.
Aun así, cuando me creía recuperada tras la pérdida de 15 kg
que para mí han sido todo un orgullo, caí en la cuenta de que no es solo
físico, no es solo fachada, hay mucho más en el océano de mis pensamientos… He
recordado cosas que no me han dejado ser feliz, momentos de mi vida que me he
perdido por los complejos y los miedos y eso es algo que no me puedo perdonar
fácilmente; el daño que yo me he hecho a mí misma desconfiando de mí, no
queriéndome de verdad, no es algo que se puede superar de la noche a la
mañana…y es a ese punto al que estoy llegando, al de perdonarme a mí misma por
no haberme sabido querer, el de darme una nueva oportunidad de amarme, la
definitiva.
Está más que claro que los celos que puedo sentir de mi
pareja, cuando son más que infundados, son provocados por esa falta de
autoestima…por pensar que cualquiera es mejor que yo; pero me siento orgullosa
de mi misma, porque mientras otras mujeres nunca llegan a ver esto y martirizan
a sus chicos con ataques de celos, con quejas y falta de confianza, yo he
sabido reconocer lo que está pasando, lo que me puede estar pasando.
Y bueno, estoy en esa fase de amarme, no va a ser fácil
porque son 21 años diciéndome que no valgo, son 21 años a base de sentirme
insegura, pero algún día me tenía que dar cuenta, algún día tenía que sacar
todo lo que llevo dentro y empezar de nuevo.