He visto como se iba tu vida,
la he visto huir,
mientras yo leía a tu lado,
se ha escapado y nos ha dejado solos.
Eres mi primera experiencia,
por primera vez soy yo la doliente,
y puede que sea a mí a quien vengan a ver.
No es que no me lo crea,
pero también sé que hasta que no llegue el nuevo día,
no lo voy a asimilar,
y ya del todo cuando vea que las cosas no giran en torno a ti...
Quienes ahora más me duelen son mi padre y mi chico,
ambos están sufriendo a cientos de kilómetros de distancia.
No te has ido en un buen momento de mi vida,
pero no te lo estoy reprochando,
llegó tu hora, y no iba a impedirlo nada ni nadie.
Sé que ahora estás bien,
aunque quizá te cabree no estar en Navidad,
pero no te preocupes abuelo, que no la vamos a celebrar.
Madrugada del 18 al 19 de diciembre, en el velatorio
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